miércoles, 30 de diciembre de 2015

Aguanta Un Poco Más

Se cuenta que alguna vez, en Inglaterra, existía una pareja que gustaba de visitar las pequeñas tiendas del centro de Londres.
Una de sus favoritas era donde vendían antigüedades; en una de sus visitas encontró una hermosa tacita.
- ¿Me permite ver esa taza?, pregunto la Señora, ¡nunca he visto nada tan fino!
En cuanto tuvo en sus manos la taza, esta empezó a hablar:
- Usted no entiende, yo no siempre he sido esta taza que usted está sosteniendo.
Hace mucho tiempo yo era solo un montón de barro sin forma.
Mi Creador Artesano me tomo entre sus manos y me golpeo y me amaso cariñosamente.
Llego un momento en que me desespere y le grite:
-Por favor, ya dejame en paz.
Pero solo me sonrió y me dijo:
-Aguanta un poco más, todavía no es tiempo.
Después me puso en un horno.
Yo nunca había sentido tanto calor.
Me pregunte porque mi Creador Artesano querría quemarme, así que toque la puerta del horno; a través de la ventana del horno pude leer los labios de mi creador que me decía:
-Aguanta un poco más, todavía no es tiempo.
Finalmente mi Creador Artesano me tomo y me puso en una repisa para que me enfriara.
Así está mucho mejor, me dije a mi misma; pero apenas y me había refrescado cuando ya me estaba cepillando y pintándome.
El olor de la pintura era horrible.
Sentía que me ahogaría.
Por favor detente gritaba yo, pero mi Creador Artesano solo movía la cabeza haciendo un gesto negativo y decía:
-Aguanta un poco más, todavía no es tiempo.
Al fin dejó de pintarme, pero esta vez me tomó y me metió nuevamente a otro horno.
No era un horno como el primero, sino que era mucho más caliente.
Ahora si estaba segura que me sofocaría, le rogué y le imploré que me sacara, grite, llore, pero mi Creador Artesano solo me miraba diciendo:
-Aguanta un poco más, todavía no es tiempo.
Después de una hora de haber salido del segundo horno, me dió un espejo y me dijo:
-Mírate, esta eres tú.
Yo no podía creerlo, esa no podía ser yo, lo que veía era realmente hermoso.
Mi Creador Artesano nuevamente me dijo:
-Yo se que te dolió haber sido golpeada y amasada por mis manos, pero si te hubiera dejado como estabas, te hubieras secado.
Sé que te causo mucho calor y dolor, se también que los gases de la pintura te causaron mucha molestia, pero de no haberte pintado tu vida no tendría color.
Y si yo no te hubiera puesto en el segundo horno, no hubieras sobrevivido mucho tiempo, porque tu dureza no habría sido lo suficiente para que subsistieras.
Ahora eres un producto terminado, eres lo que tenía en mente cuando te comencé a formar.

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