miércoles, 5 de agosto de 2015

Las Cuatro Esposas

Las cuatro esposas
Había una vez un rey que tenía cuatro esposas.
Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás y la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas.
Sólo le daba lo mejor.
También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos.
Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.
También amaba a su segunda esposa.
Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él.
Cada vez que el rey tenía un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles.
La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca.
Sin embargo, él no amaba a su primera esposa y aunque ella le amaba profundamente, apenas si él se fijaba en ella.
Un día el rey enfermó y se dio cuenta que le quedaba poco tiempo.
Pensó acerca de su vida de lujo y caviló:
-Ahora tengo cuatro esposas conmigo pero, cuando muera, estaré solo.
 Así que le preguntó a su cuarta esposa:
-Te he amado más que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado con esmero. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?
-¡Ni pensarlo!
Contestó la cuarta esposa y se alejó sin decir más palabras.
Su respuesta penetró en su corazón como un cuchillo filoso.
El entristecido monarca le preguntó a su tercera esposa:
-Te he amado toda mi vida. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?
-¡No!"
Contestó su tercera esposa.
-¡La vida es demasiado buena! Cuando mueras, pienso volverme a casar!
Su corazón experimentó una fuerte sacudida y se puso frío.
Entonces preguntó a su segunda esposa:
-Siempre he venido a ti por ayuda y siempre has estado allí para mí. Cuando muera, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?
-Lo siento, ¡no puedo ayudarte esta vez!.
Contestó la segunda esposa.
-Lo más que puedo hacer por ti es enterrarte.
Su respuesta vino como un relámpago estruendoso que devastó al rey.
Entonces escuchó una voz:
-Me iré contigo y te seguiré doquiera tus vayas.
El rey dirigió la mirada en dirección de la voz y allí estaba su primera esposa.
Se veía tan delgaducha, sufría de desnutrición.
Profundamente afectado, el monarca dijo:
-Debí haberte atendido mejor ¡cuando tuve la oportunidad de hacerlo!

En realidad, todos tenemos cuatro esposas en nuestras vidas.
Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo.
No importa cuánto tiempo y esfuerzo invirtamos en hacerlo lucir bien, nos dejara cuando muramos.
Nuestra tercera esposa es nuestras posesiones, condición social y riqueza.
Cuando muramos, irán a parar a otros.
Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos.
No importa cuánto nos hayan sido de apoyo a nosotros aquí, lo más que podrán hacer es acompañarnos hasta el sepulcro.
Y nuestra primera esposa es nuestro espíritu, frecuentemente ignorado en la búsqueda de la fortuna, el poder y los placeres del ego.
Sin embargo, nuestro espíritu es lo único que nos acompañará doquiera que vayamos.

Aquí y ahora tenemos la privilegiada oportunidad de empezar a cuidar , amar y cultivar nuestro espíritu como se lo merece.
Déjalo brillar!




No hay comentarios.:

Publicar un comentario