sábado, 15 de agosto de 2015

La Larga Lluvia

 
La lluvia continuaba.
Era una lluvia dura, una lluvia constante,
una lluvia minuciosa y opresiva.
Era un chisporroteo, una catarata, un latigazo en los ojos,
una resaca en los tobillos.
Era una lluvia que ahogaba todas las lluvias,
y hasta el recuerdo de las otras lluvias.
Caía a golpes, en toneladas;
entraba como hachazos en la selva
y seccionaba los árboles y cortaba las hierbas
y horadaba los suelos y deshacía las zarzas.
Encogía las manos de los hombres hasta
convertirlas en arrugadas manos de mono.
Era una lluvia sólida y vidriosa, y no dejaba de caer.
 
Bradbury

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