miércoles, 19 de agosto de 2015

El Niño Que Fuiste

Hace mucho tiempo un hombre fue a ver a mi maestro y, llorando, le dijo:
- Señor, he notado que, desde hace algunos años he perdido la ilusión de vivir. Ya nada me apasiona, nada me inspira, no tengo nada que me haga levantar cada mañana, la angustia me invade ya no puedo más. ¡Usted es mi última esperanza! Por eso he venido a preguntarle qué puedo hacer.
A lo que mi maestro contestó:
- Te equivocas de persona. Realmente a quien debes buscar es al niño que fuiste para preguntarle a él qué es lo que le hacía feliz. Desafortunadamente, con los años nos vamos olvidando de los sueños que teníamos cuando éramos pequeños, y junto con ellos, dejamos además abandonada nuestra inocencia por el camino, la cual sigue esperando pacientemente que volvamos a buscarla. Intentando tapar ese hueco vacío que hemos dejado en el alma, tratamos llenarlo con las cosas de este mundo, pero la felicidad real no pertenece a este mundo, por eso sufrimos, porque lo que metemos en el alma no es capaz de calmar nuestra sed, sino más bien todo lo contrario. Siempre nos deja más sedientos. Hijo mío, la felicidad no entiende otro lenguaje más que el de la inocencia. Por tanto, ¿cómo podrías ser feliz habiendo olvidado el lenguaje de la felicidad? Entiende de una vez que solo el niño que fuiste tiene las respuestas que buscas. Solo el niño que fuiste podrá ayudarte a encontrar el País de Nunca Jamás.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario