jueves, 16 de julio de 2015

Ampliar La Mirada

Nuestra naturaleza humana nos hace ser permeables a nuestro medio.

Es parte de nuestra biología establecer relaciones e interacciones con aquello que nos rodea, y esto ocurre a nivel emocional, sexual, material e intelectual.

Es este último centro en donde podríamos asentar la base de nuestras creencias.

Es a través del intelecto que absorbemos, modificamos y recreamos pensamientos que luego van a incidir en la configuración de nuestros mundos personales (y por extensión en el mundo colectivo).

Nuestros límites tienen su base en nuestro intelecto porque este es el que recibe órdenes, instrucciones y conceptos del “mundo exterior” (la familia, la sociedad).

Estas ideas se convierten en nuestro “set” de creencias, en nuestra batería de “programas” con la cual nos metemos al mundo. Aquí  es donde hay que poner nuestra atención.

Si queremos vivir cada día más livianos, tenemos que empezar a romper nuestros límites.

Esto se puede lograr observando desde donde provienen nuestras creencias.

Una vez identificado el origen, validez y utilidad de la batería de creencias que portamos, podemos comenzar a elegir aquellas que realmente nos sean una ayuda y no un lastre en nuestro desarrollo como personas.

La autoexaminación es una vía, una forma en la que podemos comenzar a transgredir nuestros propios límites.

Si siempre nos movemos en los mismos ambientes, nos relacionamos con las mismas personas, consumimos la misma “cultura”, difícilmente podremos contraponer nuestras creencias con las creencias del otro, y justamente eso es ampliar la mirada.

Aquel que considera que su sistema de creencias es más válido que el ajeno, sólo vive en una jaula adornada por ese pensamiento sesgado, pero se niega la posibilidad de realmente ampliar su mundo.

La empatía, el no-juicio, la aceptación de lo diferente nos llevará a permitirnos una comunión con las creencias del otro, y esto derivara inevitablemente en una apertura a la co-creación de un mundo donde nos reconoceremos en el otro; en otras palabras, a un mundo más cercano a lo que realmente es, y no tan sesgado por nuestras propias ideas, las que si bien nos son útiles, están siempre susceptibles de ser ampliadas.



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