martes, 11 de agosto de 2015

La Cadena de los Deseos







Había una vez un picador de piedra que vivía pobremente y que soñaba en convertirse en un hombre rico y poderoso.
Un buen día expresó en voz alta su deseo, sorprendiéndose al comprobar que su sueño acababa de convertirse en realidad: era un rico mercader que nadaba en la abundancia.
Esto le hizo muy feliz, hasta que conoció a un hombre aún más rico y poderoso que él.
Entonces, expresó de nuevo en voz alta su deseo de tener más poder y riquezas, y le fue también concedido.
Al poco tiempo, cuando comprobó que, debido a su condición, se había creado muchos enemigos, sintió miedo.
Un día, vio la destreza con la que un samurai manejaba sus armas y la rapidez con que se deshacía de sus enemigos, y pensó:
-Si yo dominase un arte de combate con esa destreza, tendría garantizada mi seguridad y podría vivir en paz. ¡Quiero ser un respetado samurai!.
Y así fue.
No obstante, aún siendo un temido guerrero, sus enemigos crecían cada vez más y eran más peligrosos.
Un día, en que estaba mirando al Sol desde la ventana de su casa, pensó:
-Él sí que es poderoso. Nadie puede hacerle daño y siempre está por encima de todas las cosas. ¡Quiero ser el Sol!.
Y así ocurrió.
Convertido en Sol, una nube se interpuso en su camino entorpeciendo su visión, y pensó:
-Quiero ser tan poderoso como la nube que es capaz de ocultar al Sol. ¡Quiero ser nube!.
Y también este deseo se convirtió en realidad.
Pero al ver como el viento la arrastraba, se desilusionó y decidió, esta vez, ser viento, con toda su fuerza y potencia arrolladora.
Y así sucedió.
Cuando se hubo convertido en viento, sopló fuertemente sobre una roca que permaneció impasible, causándole gran exasperación.
Ella sí que es fuerte, pensó.
-¡Quiero ser una roca!
Convertido en roca, se sintió invencible, creyendo que no existía nada más fuerte que él en todo el Universo.
Pero cuál fue su sorpresa al ver a un picador de piedra que tallaba la roca y le daba la forma que quería, sin que pudiera resistirse a sus hábiles golpes.
Esto le hizo reflexionar y le llevó a pensar que, en definitiva, su condición inicial no era tan mala, y que deseaba de nuevo volver a ser el picador de piedra que había sido en un principio.


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