lunes, 8 de junio de 2015

Un Guerrero


Un guerrero pasa años barriendo su isla hasta el momento en que puede, por así decirlo, escaparse de ésta.
Para el nagual no existe ni tierra, ni aire, ni agua.
Así pues el nagual se desliza, o vuela, o hace lo que hace en la hora del nagual, que nada tiene que ver con la hora del tonal.
Las dos cosas no casan.
¡No hay futuro!
El futuro no es más que una manera de hablar.
Para un brujo sólo existe aquí y ahora.
Ahora debes detenerte, volver la vista y reconsiderar tus pasos.
Los brujos dicen que éste es el único modo de consolidar lo ganado.
Todo cuanto te he hecho o he hecho contigo ha sido a fin de cumplir una sola tarea, la tarea de limpiar y reordenar tu isla del tonal.
Ése es mi trabajo como tú maestro. 
(Otra tarea) es darte demostraciones innegables del nagual y enseñarte como llegar allí.
Te he dicho incontables veces que necesitabas un cambio drástico si querías triunfar en el camino del conocimiento.
Este cambio no es un cambio de ánimo, o de actitud, o de lo que uno espera en la vida.
Ese cambio implica la transformación de la isla del tonal.
Los años de duro entrenamiento son sólo una preparación para el devastador encuentro del guerrero con lo que fuera que está ahí, más allá de este punto.
Ya no te queda más tiempo y, sin embargo, te rodea la eternidad.
¡Qué paradoja para tu razón!
Después de que el discípulo detiene el diálogo interno, surge un momento inevitable.
El aprendiz empieza a tener dudas de todo su aprendizaje.
Hasta el discípulo más ferviente sufre en ese punto una grave pérdida de interés.
En la vida del guerrero hay sólo un asunto que en realidad no está decidido: qué tan lejos puede él avanzar en el sendero del conocimiento y del poder. 
Ése es un asunto abierto y nadie puede predecir el resultado.
Ustedes ya han aprendido que la oportunidad del guerrero está en el ser humilde y eficiente.
Ya han aprendido a actuar sin esperar ni pedir nada a cambio.
Ahora les digo que, para soportar lo que les aguarda más allá de este día, necesitarán toda su resistencia.
El destino de todos nosotros los que estamos aquí ha sido saber que somos prisioneros del Poder.
¡Qué buena suerte!
La vida de un guerrero no puede de ningún modo ser fría, solitaria y sin sentimientos, porque se basa en su afecto, en su devoción, en su dedicación a su ser amado.
La Tierra sabe que él la ama y, por eso, lo cuida.
Por eso, la vida del guerrero está llena hasta el borde y su estado, dondequiera que se encuentre, siempre será la abundancia.
El guerrero recorre los senderos de su amor.
Esta Tierra… Solamente si uno ama a esta Tierra con pasión inflexible, puede librarse de la tristeza.
Un guerrero siempre está alegre, porque su amor es inalterable y su ser amado, la Tierra, lo abraza y le regala cosas inconcebibles.
La tristeza pertenece sólo a esos que odian al mismo ser que les da asilo.
Este Ser hermoso, que está vivo hasta sus últimos resquicios y comprende cada sentimiento, me dio cariño, me curó de mis dolores y, finalmente, cuando entendí todo mi cariño por él, me enseñó lo que es la libertad. 
Solamente el amor a este Ser espléndido puede dar libertad al espíritu del guerrero; y la libertad es alegría, eficiencia y abandono frente a cualquier embate del destino.


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