lunes, 28 de julio de 2014

Buscando La Verdad


En cierta ocasión, un peregrino, habiendo estudiado y participado de todas las religiones existentes, desencantado, reconociendo que ninguna había podido calmar del todo su sed dándole respuestas certeras, buscó, en la cima del Himalaya, al hombre que tenía fama de ser el más sabio del mundo.
Tras algunos años en esta empresa, cuando por fin lo encontró, se echó a sus pies y le dijo:
-Señor, llevo buscando la Verdad desde hace tanto tiempo que ya casi no puedo recordarlo, pero en cambio, lo único que he encontrado son dogmas de fe, verdades a medias y las ansias del ser humano por dar forma a lo incomprensible a través de su propia ignorancia ¿Podría usted ayudarme?
El santo, mirándole a los ojos, respondió:
-Hijo, tengo dos noticias para ti.
La primera es que, en este misterio que es la vida, estás completamente solo.
La segunda noticia es que, por mucho que algunos quieran hacerte creer que tienen respuestas, lo cierto es que, ante este gran enigma, todos estamos tan solos y desconcertados como tú.
Así que ya ves que no puedo ayudarte
El peregrino, bajando la cabeza, asumió la información pero, como ya era tarde y podría ser peligroso bajar de la montaña a esas horas, pidió permiso al sabio para dormir en alguna de las celdas vacías del monasterio.
Al día siguiente, cuando fueron a despertarle, le encontraron sin vida, colgado de una soga, con una nota que decía:
- Voy a buscar esas respuestas al único lugar que todavía me queda por explorar. 
Por favor, no me esperéis, ni me sigáis. 




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